#erriatxikotia, soltemos amarras

Habíamos puesto grandes esperanzas en las tareas que íbamos a realizar este año. A lo largo de la primavera y el verano de 2019 se había trabajado muy bien y, aunque no se llegó a un escrito consensuado entre los representantes implicados, se consiguió un texto firmado por todos los partidos políticos. Parecía la puesta en marcha de un verdadero proceso. La COVID-19 lo impidió. La emergencia sanitaria ha provocado múltiples vacíos y entre ellos la suspensión del Alarde. Pero también estos días extraños nos han proporcionado la oportunidad de vivir la situación de una forma diferente, más relajada. Es el momento de escuchar con atención las voces que siempre han estado ahí y que van cobrando fuerza. Tal vez así encontremos un punto de inflexión entre lo que hemos sido hasta ahora y lo que seremos de ahora en adelante.

Durante años el silencio ha sustentado al miedo, y nuestros esfuerzos, de manera leal y transparente, han ido encaminados a darle la vuelta a esa situación. Creemos que en Hondarribia debe imponerse un clima de tranquilidad, empatía y confianza mutua. Aquí todo el mundo es necesario, la gente en general, los agentes directamente implicados y los partidos políticos del pueblo. Hay que desterrar la tensión, los reproches y los insultos, hay que darle una oportunidad a las nuevas generaciones, a la Hondarribia del futuro, al Alarde también. En el camino podremos encontrar posturas extremas y justificaciones varias, pero estamos seguros: “Es la hora de liberar lo que llevamos dentro para empezar a dialogar”.

Una y otra vez hemos insistido en la importancia de hablar, porque es el primer paso para avanzar. Somos las gentes de Hondarribia las que tendremos que solucionar el asunto porque si no lo hacemos, ¿quién lo hará? Empezar a dar pasos exige audacia; hay que compartir el dolor y tener el valor de hablar con quien ha estado enfrentado hasta ahora. Solo así nos daremos cuenta de que el otro también quiere al Alarde y también tiene heridas pero, por encima de todo, comprender que somos hermanos y hermanas y que con las ideas de unos y de otras tenemos la capacidad de construir algo que es de todos y de todas.

Al pueblo se le están haciendo insufribles tantos años de enfado y de odio; algunas personas porque están cansadas y creen que hay que abrir nuevos ámbitos, muchas porque simplemente tienen la esperanza de poder celebrar unas fiestas divertidas, aunque también hay quienes piensan que están perdiendo su espacio de poder, todas somos conscientes de la necesidad de un cambio con vistas al Alarde del futuro. La pregunta que está encima de la mesa es a la vez simple y profunda: ¿Estás a favor del enfrentamiento o a favor de un arreglo?

Con el paso del tiempo los ejes del conflicto han ido cambiando. Al principio y durante muchos años la pregunta que provocó rupturas fue “la mujer, ¿sí o no?”. Hoy en día, sin embargo la cuestión es “la mujer sí, pero ¿cómo?”. En cualquier caso, la imagen que de Hondarribia se ha creado en el exterior se nos hace muy dolorosa. Muchas personas que trabajamos o estudiamos fuera tenemos que escuchar a menudo “¿qué pasa en vuestro pueblo? ¡Estáis locos!” La realidad es que en ningún pueblo como Hondarribia se ha debatido, escrito y leído tanto sobre feminismo, tradición y cultura. Como sociedad hemos aprendido mucho y estamos bastante preparados, y así nos lo comunican expertos en estos temas. Por eso, no permitamos que se prolongue esta contienda sin sentido, demos con decisión un paso adelante, porque serán las posturas posibilitadoras las que tejan el pueblo del futuro.

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