El PNV de Hondarribia utilizó el festival de blues para beneficiar a Montai

El Ayuntamiento de Hondarribia gobernado en mayoría absoluta por el PNV benefició al grupo Montai durante los años en que la organización del evento pasó a ser municipal. El festival comenzó a celebrarse en 2006 de la mano de Hondarribia Blues Elkartea, pero el Ayuntamiento lo asumió en 2013. En 2018 volvió a manos privadas, en concreto a la empresa Blue Vision, heredera de Hondarribia Blues Elkartea.

Al menos durante 2015, 2016 y 2017, los trabajos de alquiler, montaje y desmontaje de las carpas utilizadas durante el festival, así como otros gastos varios, fueron adjudicados ‘a dedo’ al grupo Montai. Los pagos se realizaron a distintas empresas del grupo, y fueron fraccionados en distintas facturas, para no superar el máximo legal que, de superarse, obligaría a hacerlo a través de una mesa de contratación. Además, los trabajos fueron calificados como obra, y no como prestación de servicios, con el objetivo de que la cantidad máxima permitida fuera mayor -de 50.000 euros en el caso de las obras, y 15.000 en el caso de la prestación servicios-.

En 2015 Montai facturó un total 60.500 euros a divididos en cinco facturas, cuatro de Montai Produkzioak y otra de Kultur Kirol Zerbitzuak. Llama la atención que, por ejemplo, se utilicen distintas facturas para las carpas de la Benta, una factura para la carpa grande y otra factura para las dos carpas pequeñas.

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Al año siguiente, Montai facturó 53.282,59 euros a traves de Estali, Montai Produkzioak y Kultur Kirol Zerbitzuak. Supuestamente Montai Produkzioak se encargó del cierre y alquiler, Kultur Kirol del retén y la asistencia, y Estali de las carpas, labor que la edición anterior llevó a cabo Montai Produkzioak. En esta ocasión el grupo Montai no facturó la instalación de los escenarios y las gradas, sino la empresa Orma, que sin ser de Montai, sí que aparece a menudo vinculada a trabajos del grupo.

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En 2017 se repitió la fórmula del año anterior. Montai facturó a través de Montai Produkzioak el cierre de los recintos del festival y alquiler, y a través de Estali las infraestructuras; en total, 51.058,37 euros (las gradas y escenarios los volvió a instalar Orma). Otra circunstancia gravísima que se dio al menos en la edición de 2017 es que, si bien es Estali quien facturó las carpas, esos trabajos los llevó a cabo la empresa asturiana Grupo La Karpa, tal y como se anuncia en su sitio web. Montai subcontrató los trabajos, algo totalmente prohibido en contrataciones públicas. Según se ha sabido esta misma semana, en 2016 Estali también subcontrató la carpa de la Exposición de la Memoria, organizada por Gogora, Instituto Vasco de la Memoria.

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Prueba de que las prácticas utilizadas no son normales es que en la edición de 2018, cuando la organización volvió a manos privadas, los servicios de montaje, desmontaje y alquiler de las infraestructuras se facturaron a través de una única empresa, Montai Produkzioak. Es decir, en 2018 el grupo Montai utilizó una sola empresa para facturar todos los trabajos, cuando en los años en que el organizador era el Ayuntamiento utilizó hasta tres empresas del grupo para hacerlo.

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